Primer capítulo de la ‘Semana Horribilis’ de #LaRosaNostra
La semana de los imputados no ha hecho más que empezar y todo apunta a que los próximos días no traerán sino disgustos para el entorno más próximo de Pedro Sánchez.
El primero en pasar por el Tribunal Supremo este lunes, 16 de diciembre, ha sido, precisamente, la peor pesadilla para el PSOE -después de Hazte Oír y demás acusaciones populares, por supuesto- desde que saliesen a la luz todas estas tramas de presunta corrupción que salpican a los socialistas: el empresario Víctor de Aldama.
Semana dura para #LaFamiglia y #LaRosaNostra, los círculos más cercanos a Pedro Sánchez
El que fuera presidente del Zamora Club de Fútbol ha sido, hasta ahora, el imputado más crítico con los altos cargos socialistas, puesto que no ha perdido ninguna de las oportunidades que se le han presentado desde que salió de prisión para arremeter duramente contra Ferraz.
Aldama, quien asegura haber pagado entre 3,5 y 4 millones de euros en comisiones ilegales por contratos públicos, ha señalado directamente al exministro de Transportes, José Luis Ábalos, y al PSOE como beneficiarios de este turbio esquema. En definitiva: todos los caminos llevan a #LaRosaNostra.
El relato del empresario es detallado: las comisiones —de entre el 1% y el 1,5% por cada contrato— eran presuntamente repartidas entre Ábalos, su ex asesor Koldo García, y el partido (de nuevo, la #CorruPSOE en el punto de mira).
Además, Aldama afirmó haber financiado el alquiler de pisos turísticos en Madrid para encuentros privados. Aunque admite no tener pruebas directas de que el PSOE recibiera parte de esas comisiones, el simple hecho de que Ábalos y su entorno estén vinculados a este escándalo plantea preguntas difíciles para un partido que insiste en presentarse como el baluarte de la ética y la transparencia.
Esta no es una acusación aislada, sino un nuevo capítulo en la larga historia de sombras que acompaña al PSOE desde el mismo momento de su fundación. Un partido que parece incapaz de romper con el clientelismo y las malas prácticas que lo lastran desde hace décadas.
El silencio del capo socialista, es decir, de Pedro Sánchez, es ensordecedor. En lugar de abordar de frente estas acusaciones y apartar a los implicados hasta que se aclaren los hechos, Sánchez se atrinchera tras un discurso de negación y autocomplacencia. ¿Qué mensaje está enviando el PSOE a sus votantes, o mejor dicho, a todos los españoles cuando no exige explicaciones contundentes? ¿Acaso tiene él mismo algo que ocultar?
Es importante remarcar que si el propio PSOE no actúa en primer lugar con determinación, no solo perjudica su reputación, sino que erosiona también la confianza en la política en su conjunto. Pero claro, ya saben aquello de no pedirle peras al olmo.
El caso que protagoniza Víctor de Aldama es una prueba de fuego para el socialismo español, que con toda probabilidad, quedará retratado. Demostrar que no existen lazos entre el PSOE y los imputados por presunta corrupción se está convirtiendo en misión imposible. En este caso, la DIMISIÓN de las partes involucradas no es una opción; es una necesidad imperiosa.